Después de algunos meses sin sellar el pasaporte, empezamos la temporada pantojil con nuevo país: Brasil. Sólo poner un pie en la ciudad de Rio de Janeiro, en concreto en Copacabana, comprobé que no había sido en vano arrastrar el maletón con todo el equipo corredor dentro: kilómetros de playa hacia arriba y hacia abajo con carril bici llena de corredores, a todas horas. Y en ese momento mi mente enfermiza empieza a pensar en variaciones de circuito, distancias e incluso futuras tiradas largas. En cualquier caso, de las rutas por donde salir a kilometrar, os hablaré en otro post que está en el horno.
Como ya viene siendo costumbre, cuando tengo que permanecer un fin de semana en el país, lo primero que hago una vez confirmado el viaje es buscar carreras. Y en Rio de Janeiro, al igual que en México DF… y en Barcelona, cada fin de semana, hay más de una.
La elegida fue la ‘Corrida das torcidas’, cachondeos a parte, viene a significar Carrera de las Aficiones. El sistema de inscripción es de lo más curioso. Realizas la inscripción online, pero dispones de un plazo de 48h para formalizar el pago. Las inscripciones se agotaron antes de finalizar el plazo, pero en la web no indicaban que se habían agotado. Te registras pero no puedes continuar porque no puedes seleccionar ‘la talla de la camiseta’. Al principio no entendía que ocurría pero una compañera carioca me explicó que si pasados las 48h la gente no hacía el pago, se iban liberando plazas. Así que ya os podéis imaginar 3 días dándole al F5. De los tres que la queríamos correr, el primero, Albert, consiguió una inscripción a la primera, dignamente. Arturo lo consiguió a base de F5 y yo, a dos días del cierre de inscripciones, seguía sin pillar. Finalmente al llegar a Brasil y coincidiendo con el cierre de inscripciones, se abrieron todas las que no habían pagado, así que pude terminar la inscripción. Prometo que no volveré a rajar de las inscripciones de algunas carreras locales y nacionales.
El sábado por la mañana fuimos a buscar los dorsales, el lugar de entrega era una planta de un edificio. Había guardias de seguridad indicando el camino entre el laberinto de pasillos hasta encontrar el lugar. Ríete de la salida laberíntica de Bombers de este año. La recogida fue muy ágil y había muchísimos voluntarios super amables.
La abueleta que me dio el dorsal marcando con regla. Brutal. Los que habéis estado detrás de una mesa repartiendo dorsales entenderéis la complejidad del asunto.
Bolsa de tela, camiseta de lo que ya denomino ‘ anticalores’, visera y cinturón para llevar el bidonet. El precio de la inscripción pasada la fecha de cambio de precio era de unos 20 euros. Barata no es, pero teniendo en cuenta la inflación del país y lo carísimo que es absolutamente to-do, lo bien organizada que estaba, tres avituallamientos y medalla en la llegada, me parece de lo más correcto.
En Brasil, al igual que en el DF, debido tanto a las horas de luz como sobre todo al clima, especialmente a la humedad, empiezan muy pronto; las 7,30 de la mañana es lo normal. Teniendo en cuenta que la carrera comenzaba y terminaba en la zona norte de la ciudad y estábamos en la zona sur, a las 6 de la mañana estábamos rumbo a la salida.
La salida y la llegada son en un mismo punto, el mítico estadio de Maracaná y transcurre a lo largo de 7, 5 km por las calles el barrio que lleva el mismo nombre.
Aquí estamos, maños :P
La ‘ Carrera de las Aficiones’ es un homenaje a las aficiones de los cuatro equipos de fútbol locales: Flamingo, Fluminense, Botafogo y Vasco de Gama. En las inscripciones debías elegir equipo por el que corrías ( no obligatorio) y se premia a los grupos con mayor número de adeptos. Además se animaba a correr vestido con los colores de tu equipo: camisetas, bufandas, pelucas…de todo.
Y además de corredores, se podían divisar personajes de todo tipo. Soy muy pero que muy fan de la señora con el gallo-perro, convenientemente ataviado con el uniforme del Fluminense.
La carrera como comentaba discurre por el barrio de Maracaná. Sinceramente, y como dijo mi compañero Albert: es la carrera más fea que he hecho en la vida. Y no le faltaba razón, pero la reflexión es: hemos vivido una experiencia diferente y ‘visitado’ un barrio de la ciudad de Rio que de otra manera no hubiéramos pisado en la vida, así que…
Salí muy despacio por miedo a un contraataque tibial que había dado señales de vida dos días antes entrenando y a pesar del ritmo tortuguil, mi compañeros, supermajetes, me acompañaron durante todo el recorrido y si me quedaba rezagada al caminar en los avituallamientos, me esperaban. No se cómo me lo monto pero últimamente lo de ‘la soledad del corredor de la zaga’ lo tengo abandonado, y no es porque vaya más rápido ;).
La verdad es que al principio sufrí un poco, sobre todo porque a las 7.40 de la mañana estaba sudando como si estuviera en spinning. Y eso que estaba nublado, la humedad es brutal. A pesar de las molestias y el calor, intenté concentrarme en mirar alrededor y guardar esas imágenes en la retina. Realmente era todo muy feo jajaja, pero bueno, me iba fijando mucho en el entorno pero sobre todo, en la gente. Especialmente en el hecho de que, a pesar de ir bastante despacio, en todo momento formábamos parte del pelotón y adelantábamos mucha gente!. En Rio la gente corre despacio. Y raro. Y de esto saldrá otro post. Pero bueno, a lo que iba, me llamó mucho la atención adelantar gente caminando antes de llegar al km.1. Y resulta que hay gente que hace las carreras caminando, y a nadie le importa. Eso sí, si no hay cajones, aquí lo de la salida organizada por los rápidos delante / los caminantes detrás, tampoco se lleva. Al final por lo que estoy viendo por los mundos de Dios, es que da igual que seamos altos, bajos, rápidos, lentos, blancos, de color, gordos, flacos, mexicanos, americanos o brasileños… hay cosas, que son inherentes a la raza humana.
En fin, lo dicho el recorrido feo con avaricia. Recuerdo especialmente algún tramo en el que la carrera iba por un carril bastante estrecho y el tráfico por el contrario, con sus autobuses y sus coches bien pegadicos… mis compañeros optaron por correr por el lado pegado a la acera, pero yo seguí por el centro. No, no es que me guste l’eau de atascó, es que por alguna razón las calles en general están peraltadas en diagonal, y correr de medio lado no era lo mejor para mis maltrechos tibiales, así que, ajo y agua.
A pesar de pasarlo un poco mal por los colaterales, lo importante es que nos lo pasamos muy bien. Y cual fue mi sorpresa al llegar en un tiempo digamos, dentro de lo normal (para mí) tirando a flojo, cuando veo en las clasificaciones, separadas por sexo, que de 593 llegadas, estoy en el puesto 260!! Dios mío! jamás había quedado en la primera mitad!! jajaja Sosaku! soy Middle of the pack … en Brasil!!
Lo dicho, dos avituallamientos de agua en una carrera de 7,5km, así que imaginad el nivel de calorcillo a las 8 de la mañana. En la llegada agua, refrescos y fruta a tuttiplen. Incluso cuando nos íbamos, al pasar por uno de los avituallamientos que estaban desmontando, los voluntarios nos ofrecieron más vasos de agua.
Y medalla. Otra característica común con México, medallas a gogó desde un 5k al medio maratón, algo que no acabo de ver claro, desde el punto de vista de aquí, pero si entiendo desde el punto de vista de allí. Hay de todo, pero en general la gente no sale a competir ni a batir marcas sino a superarse y divertirse. No se cómo explicarlo, pero se respira otro ambiente. El mensaje repetido constantemente por los speakers, tanto en México como en Brasil, es ‘todos sois campeones’. Pequeñas grandes victorias individuales.
Y una vez finalizada la carrera, y aprovechando que estábamos en el antaño estadio más grande del mundo, a tres semanas del inicio del mundial, cómo no íbamos a entrar a visitarlo! El día ha llegado y va a empezar aquí, en Maracaná; así que como aportación a ‘ A Copa’ os dejo unas fotos del interior del estadio, qué mejor día que hoy para publicarlas ;)
El vestuario con los sitios reservados para cada jugador de la selección.
El jacuzzi de la selección brasileira
Saltamos al campo por el túnel de vestuarios.
La pisada de la leyenda: Pelé
Desde la zona de prensa en la planta 5
La Tribuna, planta 3
La cubierta. Creo que si llueve sólo se mojan los jugadores ;)