He tenido que esperar hasta el tercer viaje al DF para lanzarme a la aventura de salir a correr y abandonar temporalmente la odiosa jaula de hamster que supone correr en cinta en el gimnasio.
Aprovechando un día festivo currando en el hotel, salimos a comer fuera ‘a la aventura’ y descubrimos que la zona en la que estábamos era bastante céntrica, es lo que tienen los viajes de trabajo, del hotel a la oficina y al hotel, que ni ves nada ni sabes donde estás. Dando una vuelta sin darnos cuenta llegamos a la entrada del famoso Chapultepec, el pulmón que toda urbe que se precie, debe tener. Se trata del parque urbano más grande de América Latina, y consta de 3 secciones. No llegamos a entrar pero yo me quedé con la mosca detrás de la oreja y mi intrepidez corredora me dijo: mañana a primera hora vienes a investigar.
Y así lo hice, me levanté a las 8 de la mañana, salí a la calle y al trote, a investigar. Si una es tortuga por naturaleza, no os cuento a 2.250m de altitud… cada medio kilómetro a parar a respirar. Si además le sumamos que era el primer trote tras más de un mes parada por lesión, casi saco los pulmones por la boca. Pero bueno, llegué a la entrada del parque, miré hacia dentro, vi que había bastante gente pese a ser relativamente pronto y me dije: venga, a por todas.
Había visualizado el mapa antes de entrar y más o menos sabía que podía hacer una vuelta en redondo de unos 4km sin salirme de los ‘caminos principales’. Una vez dentro para variar, al primer desvío me perdí.
Llegué en seguida al lago, y realmente, bendita perdición, si lo busco no lo encuentro jeje. Por allí había poca gente pero se veía un sitio muy tranquilo.
Seguí el caminito y volví a encontrar la ‘calle principal’, llena de puestos de chucherías, mucha animación, otros corredores y sobre todo turistas.
Al final del camino me topé con el Altar a la Patria, más turistas que corredores, pero bueno, a esas horas no eran muchos. Me recordó mucho al Parc de la Ciutadella de Barcelona, pero en XXL.
Una vez dentro, y viendo el panorama más tranquilo que un día de calma marina, decidí que, como se veía perfectamente por todas partes, me metía a la aventura por los caminitos. No tenía muy claro el camino pero si la orientación no me fallaba, sólo tenía que ir en el sentido de las agujas del reloj, tal y como recordaba del mapa.
Y así lo hice y así encontré maravillas como estas, porque mientras vas corriendo es inevitable pararse a hacer unas fotos ( que narices, y a respirar!), ya que es un parque plagado de monumentos y ruinas. Nueva forma de hacer turismo: corriendo :)
De repente, llego a una arboleda con muchos bancos con cosas aparentemente grabadas. Me acerco y pienso, anda mira, como en Central Park, la gente paga por dejar su chapa.
Y plagada de ardillas, me paro a fotografiarlas…y las tipas me venían a vacilar!. Reconozco que por unos segundos dude: ¿¿ muerden??: Las ardillas… primera evocación a Münster, la ciudad alemana donde pasé mi último año de carrera como Erasmus.
Segundo recuerdo de Münster, la Promenade…
Y por último, la siguiente foto me trajo a la mente el Tier Garten de Berlin. Tengo una foto en un paseo muy parecida.
Y así, volviendo por lo que yo creía que hacía el camino redondo, recordando otros parques de otras ciudades y otros momentos de mi vida, encontré la salida.
Realmente me salí una ‘calle’ antes de lo que ‘debía’ pero la distancia era más o menos la prevista. Salieron 4km, poco, pero supercontenta dadas las circunstancias que comentaba antes.
Consejos para correr en el DF: pulmones y salir muy pronto por la mañana, como dicen allí, no existen las estaciones, sólo ‘ o llueve o no llueve’ y a las 9 de la mañana Lorenzo ataca con todo su esplendor que da gusto. De hecho, las carreras suelen ser siempre a las 7.30 de la mañana! Pero eso os lo cuento en el próximo post ;)
…to be continued…