Más Maratest y menos Mitja Barcelona

Por fin estoy en casa tras una dura semana de trabajo, con viaje intercontinental de por medio, que me ha robado todo el tiempo libre necesario para poder escribir las crónicas de las dos últimas carreras: la Mitja de Barcelona (21,095km) el pasado 17 de febrero  y la Maratest , en Badalona (30km) el pasado domingo 24 de febrero. Dos hitos muy importantes en la preparación de la gran prueba, que en estos momentos el contador marca que quedan  15 días: la Marató de Barcelona.

Son dos carreras que no me han ido bien. Nada bien. A pesar de que en la Mitja bajé 4 minutos mi mejor marca en medio maratón, no tuve la sensación de felicidad total característica del objetivo cumplido. En el caso de la Maratest a nivel marca fue peor, empeoré el registro del año pasado y además, llegué la última. Lo  que aún ahora no me creo, es, cómo pude llegar. Pero bueno, para alguien como yo, la marca precisamente, no es lo más importante. Estoy muy satisfecha por haberlas terminado. Lo que no me ha gustado han sido las sensaciones que he tenido porque me han despertado ciertos miedos de cara al gran día que hasta ahora, gracias a la seguridad que proporciona el  duro entreno, no habían salido a saludar.

Hay cosas que tengo claro que hay  que controlar más sí o sí, la alimentación ( desde hoy se inicia la operación ‘protector de estomago-no mas carreras con dolor’) y el descanso (físico y mental) los días previos. Pero  hay otras que ya sabía y que irremediablemente, no voy a poder controlar. Es muy triste reconocer que al final mi maratón dependerá del día que salga: si no hay sol y una temperatura tirando a baja, quizás pueda mejorar la marca del año pasado. Si hace sol o calor…que sea lo que Dios quiera. Me da mucha rabia, me da rabia infinita no poder hacer algo para que el clima no me afecte tantísimo. Debería pensar que voy a mejorar porque he llevado un entreno infinitamente mejor que el año pasado como ya he comentado en otros posts, pero al final…por pensar eso quizás, he quedado más desilusionada en citas que en realidad, no me han ido tan mal ( que llegué la última, pero el año pasado fui penúltima).

Y esto, es una reflexión, ‘en voz alta’. No una excusa. Las excusas sirven para engañarse a uno mismo o engañar a los demás, y creo que justamente estoy haciendo lo contrario, reconocer mis limitaciones.

No voy a hacer una crónica de lo que fue la Mitja de Barcelona: un cabreo constante. Ni de lo que fue la Maratest: un sufrimiento sin límite ( a día de hoy se ha convertido en mi carrera top de sufrimiento físico y mental y al mismo tiempo en la top de superación de ese sufrimiento, 25kilómetros con la única idea en mente de abandonar y no hacerlo. Y eso cansa, cansa mucho más que la carrera en sí).

Lo que voy a hacer es explicar  cosas que pasan en el ‘último cajón’ y depende de  la Organización, que se lleven mejor…o peor. Y de la honestidad de los demás corredores, también.

Empecemos con las cosas que les pasan a los de atrás cuando la Organización…digamos que le importan más bien poco los corredores y se dedica a saludar con ojos así : €€

Señoras y señores con ustedes: La Mitja de Barcelona.

Se han escrito ‘ríos’ de tuits y posts acerca del precio abusivo de esta carrera. Abusivo porque el precio no compensa ni los servicios ofrecidos ni la bolsa del corredor. La polémica se centró en los días previos y también posteriores en el tema de la ‘camiseta’.  Que si es fea, que si es cutre, que tal  y que Pascual. En mi opinión, la marca  es lo de menos. Hay multitud de carreras en las que las camisetas ni siquiera tienen marca comercial ( de hecho diría que en la mayoría fuera del circuito de ‘multitudinarias’). Que se lo podrían currar un poquito con el diseño, pues sí, pero vamos, que no me parece un tema crítico. Lo que si me parece importante es que, si la camiseta tiene un coste n, además la marca es patrocinadora de la carrera, dado el precio de la inscripción la ecuación en una organización de una carrera, que recordemos cuesta dinero, sería: camiseta low cost + precio alto de la inscripción = mayor margen para ofrecer servicios de calidad. O como mínimo, los mismos servicios a TODOS los que han pagado la inscripción.

Pues no.

Hay que reconocer que las salidas escalonadas es un acierto de cara a evitar aglomeraciones  y posicionar a cada uno en su nivel para no molestar a los demás y salir al ritmo que corresponde. Pero… hay peros:

Entre la primera y la tercera salida hubo 15 minutos de diferencia. El tiempo total para completar la prueba eran 2h 45minutos. De tiempo oficial, desde que se inicia la carrera. Pero claro. Resulta que los que salen en la tercera salida, tienen 15 minutos menos que los de las anteriores. Y justamente es en ese segmento donde más tiempo hace falta para completar el recorrido. Bien. Esto a qué nos lleva, a que el grupo de últimos corredores llegó a meta con el tráfico abierto.

la foto (25)

Qué solución ponemos a este problema? pues en esta carrera, fácil, te inscribes por debajo de 1h30 para salir en al primera  y arreando, así tienes el mismo tiempo que los demás.  Porque no, no validan la marca en la inscripción para asignar los cajones. Y si molestas, pues dos piedras, no? Ahí, fomentando el comportamiento #runnerdemierda.

Luego resulta que los de la tercera salida, que insistimos, han pagado el mismo precio que los de las anteriores, llegan al avituallamiento del km.15, el último antes de meta y el anterior a pasar por la zona del litoral ( al descubierto con sol y viento) y oh, no queda isotónica. Y luego llegan a meta y se han acabado los plátanos.

Este problema no es sólo falta de previsión ¿? y/o  racanería de la organización ( recordemos que la marca de isotónica también forma parte del patrocinio) sino de la proliferación en carreras multitudinarias de #runnersdemierda , piratas que o corren sin dorsal o peor, lo fotocopian, incluso de otras carreras!. El día que le pase algo de verdad a alguno de estos, si que nos vamos a ‘reir’ por hacer el pufo. Corredores piratas, os sentiréis muy realizados por correr sin pagar una carrera como protesta o lo que os de la gana, allá vosotros. Por mi que cada uno haga lo que quiera. Pero recordad que vuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás, y en el momento en el que yo me quedo sin avituallamiento porque vosotros  tenéis la cara y la falta de ética y compañerismo  de cogerlo…más vale que no me cruce a ninguno haciéndolo.

De los recortadores es que ya ni voy a hablar, pero  los recortadores de la parte de atrás, que me da a mí que es  más por falta de fuerzas que por hacer marca, deberíais plantearos si merece la pena el sacrificio para engañaos a vosotros mismos de esta manera, porque tú, señora que cruzaste de Rambla del Prim directa a Josep Pla, mirando de reojo la subida y bajada de Diagonal y  me hiciste esquivarte para  seguir recortando por la acera, tú, aunque tengas la medalla colgada con orgullo, tú  NO has finalizado un medio maratón. Allá cada uno y su conciencia.

En resumen, los que van atrás son los que más tiempo necesitan para completar la prueba y más avituallamiento necesitan durante, y sobre todo a la llegada, tras haber corrido durante más de dos horas, son los más perjudicados. Y si la lentitud de muchos corredores es un ‘problema’, pues que validen marcas mínimas y no se llame carrera popular y se llame Campeonato de Atletismo.

Es una pena tener que renunciar a correr el medio maratón de tu ciudad para no sentirte estafado, pero en mi caso, mientras se siga organizando bajo esta filosofía, ya me habéis visto a mi y a mis euros, Mitja Barcelona.

Por contra tenemos la Maratest y su filosofía de organizar una carrera popular, un test para ayudar a los afrontarán el reto de la Maratón de Barcelona con la seguridad que proporciona haber realizado una tirada de 30km como prueba de ritmo, sensaciones e ingesta de geles y avituallamiento. Como el circuito son dos vueltas de 15km, se ofrece la posibilidad de realizar sólo una vuelta con la misma filosofía para dar el salto al medio maratón.

Sólo en la recogida del dorsal ya se respira el ambiente popular. Con los miembros de Corredors.Cat como voluntarios, ya sabes, que esto es otra cosa. El precio de la inscripción es bastante decente para una carrera de 30Km y aunque la bolsa del corredor es a la última,  es decir, camiseta y dorsal, se cubre de sobras con la calidad de servicios que ofrece la prueba. Cuando las cosas se hacen bien, hay cosas de las que ni se habla.

la foto (26)

En la primera vuelta la carrera transcurre de una forma normal. En cuanto llegas a la meta, es cuando empieza el suplicio del lento. La mayoría de la gente que llevabas detrás, se ha quedado en el 15k , así que de repente te ves sola  encarando la segunda vuelta. Hay que tener ganas, muchas ganas para enfrentarte de nuevo a los mismos 15km, esta vez sin gente y con el coche de cierre de carrera detrás de tí.

El año pasado tuve la suerte de iniciar esta parte acompañada por mi amigo Ferran y Oscar, un guardia urbano de Badalona que me acompañó toda la segunda vuelta. El año pasado no iba la última. La chica que iba detrás era la que tenía la ‘presión’ del coche de cierre. Pero este año, esta presión cayó sobre mí. Casualidades de la vida  volví a tener a Oscar ‘escoltándome’. Hay carreras en las que te cierran y ya está, aunque por suerte no es la mayoría, o los voluntarios se van ( …y te pierdes ;), pero en la Maratest no. En la Maratest todos absolutamente todos los voluntarios estaban en el mismo sitio en la segunda vuelta y nadie se movió de su puesto hasta que no pasó la comitiva de cierre, presidida por la que escribe :P.

La verdad es que no tengo más que palabras de agradecimiento para la organización, para la Guardia Urbana de Badalona ( sobre todo a Oscar que se ha tragado los  dos años la segunda vuelta con caladas de moto incluidas  y no sólo despejaba el paso sino que además me animaba), para el coche de cierre, que además de gritarme y animarme, se preocupaban por mi y hasta me ofrecieron geles varias veces. De verdad que para mi esa vuelta fue como una travesía del desierto de principio a fin, pero cuando ves que se vuelcan en apoyarte, la gente te anima ( mención especial a los que te gritan en el km 20: va, que ya lo tienes…pues no, señora, no, que me quedan aun 10km!! jeje), como vas sólo, se ve perfectamente tu dorsal y  todos te llaman por tu nombre, te ‘empujan’ y sigues.

Es bonito cuando se cruzan grupos de ciclistas que te gritan y te animan. No tanto el grupo de ciclistas idiotas que le gritaron a Oscar que me subiera a la moto que así iría más rápido. Iba jodida pero no tanto como para no gritarles a ellos: gilipollas! y seguir corriendo.  Tontos hay en todas partes. Y cuando, al pasar el medio del paseo repleto de gente, oí a un niño pequeño que le decía a su padre: papa, es la última? fue de inicio, como un jarro de agua fría de realidad ( no me había dado cuenta en los últimos 10km jajaja) pero fue un pensamiento de un segundo, porque al  siguiente pensé: si, y? Realmente me daba igual. No es que no me hubiera dado cuenta, es que no pensaba en ello.

 A  menos de dos kilómetros de la llegada casi tengo que abandonar por la fuerza, pero aprendí que control mental sobre el cuerpo, puede ser posible: ahora no, después de lo que has pasado para llegar hasta aquí, ahora no paras.  Y a un kilómetro de meta, tener esperando a compañeros de la Bolsa, que corren contigo y te llevan a meta, es el inicio de la sensación de alegría y la carrera se acaba, pero la dicha no. Y encaras la recta viendo el fin del sufrimiento, por fin, y ves a tus compañeros de la Bolsa del Corredor bajo el arco y de repente, hasta los voluntarios y los speakers te hacen un paseillo…  y entras ‘volando’. Esos últimos metros no los hicieron mis piernas. Me llevasteis vosotros.

Por supuesto no faltó de nada, ni líquido ni sólido, en ninguno de los avituallamientos. Está claro que el volumen de corredores no es comparable con el volumen de corredores de la mitja, donde  no llego la última ni la penúltima, pero no cambio la sensación de buen trato y cuidado de la gente de Maratest por una posición y terminar con un cabreo de aupa. Así que por supuesto, la Maratest 2014, será una cita ineludible.

 Al final, lo que importa … es lo que importa.

Maratón de Barcelona: trocito a trocito. Del km 12 al 26.

Como al final me va a quedar el Libro Gordo de Petete  más que un post, he decidido, a pesar de que actualizaré el original para guardarlo completo con todos los kms,  hacer las  dos partes restantes por separado para que los que ya os tragásteis el primer tocho, no tengáis que pasar el tormento de nuevo. De nada, ya lo sé,  soy un encanto y no tengo abuela :P

Si algún despistado tiene el valor de leerse el post completo, puede hacerlo aquí.

Pues eso, al tema.

Kms 12-13

Estamos en la Gran Vía, la verdad es que al ser una calle tan amplia, siempre impresiona la vista de la marea de corredores delante y detrás. En general la Gran Vía hace bajada, tengo la teoría de que sube un pelín entre Urgell y Muntaner más o menos, no mucho, o quizás es simplemente que la ‘pendiente’ está menos pronunciada, en cualquier caso, no es significativo.

Km 13-15

Abandonaremos la Gran Vía aproximadamente a la altura del km. 13,5 y giraremos a la izquierda tomando el emblemático Paseo de Gracia, que por cierto, es una zona muy animada ya que confluyen los animadores con los guiris despistados ‘yo pasaba por aquí’. Más vale. Es absolutamente todo en subida. Empieza suavecito y a la altura de la calle Aragón ( con la casa Batlló a la izquierda) empieza a rascar hasta el final, en la calle Roselló, que tomaremos a la derecha, dando un poco de tregua con un tramo llano y llegaremos al km.15 más o menos a la altura de la casa de les Puntxes ( cruzada la Diagonal), donde recuerdo uno de los puntos de avituallamiento donde más animaban los voluntarios. A ver, que animaban casi todos, pero este no se por qué, lo recuerdo especialmente.

Km. 15-16,5

Buenas noticias, es prácticamente todo en bajada. Del 15 al 16 seguiremos por la calle Roselló, con una suave elevación pasado el Paseo Sant Joan, a la altura de la calle Roger de Flor hasta Sicilia, donde volvemos a la ligera bajada que se convierte en bajada en toda regla al girar y coger Sardenya al pasar el km 16.

Llegamos a uno de los tramos que, aunque muy corto, más me gusta de la Marató. Además de ser en bajada, claro,  jeje, la sensación de pasar corriendo delante de la Sagrada Familia es una pasada. Me encanta.  Al loro justo en el cruce con Mallorca a la derecha que hay fotógrafos ‘oficiales’ agachaditos, así que mirad y ‘dientes, dientes’, como si estuvierais paseando Miss Daisy.

En el siguiente cruce dejaremos Sardenya y giraremos a la izquierda para coger Valencia.

Km 16,5-18

Este casi kilómetro y medio discurre enteramente en ligera bajada por la calle Valencia, siendo un poco más pronunciado justo al final antes de girar a la izquierda y empezar el ‘ataque a la Meridiana’. El tramo comienza unos 200m antes de llegar al 18 y acaba unos 200m después de pasar el 22. Así que aunque no coincidan exactamente en el siguiente punto voy a comentar eso, el ‘ataque a la Meridiana’ entero.

km.18-22

Para mí,  junto con el tramo de Diagonal Forum-Glories-Forum, es de lo peor de la Marató. Básicamente porque es ir y volver por un sitio que no es especialmente bonito ni animado, parece que vas en subida todo el rato ( si, ya, luego baja, ya,  pero hay que subir primero y no ves el final) y la agonía se hace mayor  mientras subes y ves como bajan los del otro lado.  En este tramo quizás se hace menos durete porque vas con la ilusión de que ya estás casi en la Media Maratón, y en el del Forum…de que ya estás casi en el temido ‘muro’. No mola.

En cualquier caso, estos tramos hay que afrontarlos con webs, hay que pasarlos, pues hay que pasarlos. Cómo? Personalmente…con la técnica micro-yinkana, vamos,  superando ‘etapitas’.

Desde que tomamos la Meridiana  hasta la calle Navas de Tolosa:  sube ( a ver, que no es la Behobia ni nada de eso, pero ya llevamos nuestros kilometrillos encima  y plano, plano…no es). Y tienes la sensación de que toda la Meridiana sube y que te quedan por lo menos dos kilómetros más así, pues no, que no cunda el pánico. Que no. Os recomiendo para los que no conozcáis la zona que os guiéis por las paradas de metro que quedan a la derecha. Digamos que este tramo iría entre Clot y Navas. Calculo que será poco más de medio kilómetro.

De Navas a Felip II: baja, o lo parece, las piernas lo notan, y va tirando a llano. Desde allí se visualiza a lo lejos, el Hipercor. Primera aproximación a ‘ver la luz al final del tunel’. Otro poco más de medio kilómetro. De metro Navas a metro Sagrera.

De Felip II a Fabra i Puig: Vuelve a subir, pero más suave que la principio y ahora ya vemos el Hipercor más cerquita. Pero aviso, cuanto más se acerca el Hipercor, más sube. Eso sí, pasado ( nos queda a la derecha) ya empieza la bajadita otra vez hasta Fabra i Puig. Metro Sagrera a Metro Fabra i Puig.

De Fabra i Puig a Meridiana de nuevo: Fabra i Puig es un tramo muy corto, de unos 100m, pero bajada, giramos y cogemos Concepción Arenal, que sube otra vez, pero como hay un pedazo de avituallamiento, es un tramo tan corto y tan animado que ni te enteras, y cuando te enteras estás otra vez en la Meridiana y a unos metros de oir el piiii  piiiii piiiiii del chip que te dice: ‘Enhorabuena campeón, has llegado a la Media Maratón’.

De Meridiana a Valencia.

Pues bien, es deshacer todo el camino recorrido, ahora somos nosotros los que vamos felices y orgullosos mirando el careto de pena de los que suben. Y pensareis… ‘bueno, pero ya llegará  el trozo de antes de bajada-llano, ahora será subida’, pues no.  Ese tramo es uno de los que yo denomino ‘bajada espejismo’, que son aquellos tramos donde los cojas en el sentido que los cojas siempre parece que bajas ( en el de Diagonal chungo también hay uno jeje). Así que amigos, en cuanto volváis a coger Meridiana, apretando para abajo. Hasta dentro de un buen rato.

Km. 22 a 23

Transcurre por la calle Valencia de nuevo y seguimos en bajada. Sólo hay una mini cuestecita de unos 50m de nada a la altura del cruce con Navas que parece que sube más cuando lo divisas de lo que realmente es. Y entonces veréis a la izquierda al ‘mítico’ Puente de Calatrava, por el cual se pasaba en ediciones anteriores, y que sinceramente, mejor si lo evitamos, que es de esos tramos cortos de repechón y luego bajadón que te suben las pulsaciones de lo lindo.

phonto

km 23-24,5

Cuando alcancemos el Puente de Calatrava, dejaremos la calle Valencia transformada en Huelva al girar en Bac de Roda y seguimos bajando. Justo antes de coger de nuevo la Gran Vía hay un repechón de esos chachis, muy muy corto,  pero preparad piernas de ataque vertical. Entramos en la Gran Vía y correremos por el carril lateral durante aproximadamente un kilómetro. Interés, animación  y vistas: ninguno, hay que pasarlo y al menos es totalmente llano, excepto entre Espronceda y Selva de Mar que baja muy ligeramente, hasta antes de girar a Rambla del Prim.

Km  24,5-26

Dejamos la Gran Vía atrás y giramos a la derecha por Rambla del Prim. Todo recto, en bajada  hasta el Forum. De este tramo no guardo buen recuerdo porque fue mi muro particular el año pasado ( hubo una conjunción astral de todos los dolores posibles e inpensables a la vez y lo pasé realmente mal). Además no hay ni Dios. Al menos está bien porque bajas por un paseo de árboles hasta llegar al Forum e ir mentalizándote para  el trozo chungo 2.

To be continued…

El Campo de Minas-Esponja

En algunas pruebas, sobre todo maratones, por larga distancia y en distancias menores, en épocas de calor, la organización de las carreras suele instalar cada x  kilómetros unos puestos donde se reparten esponjas mojadas  a los corredores para ayudar a paliar los efectos del calor.

Esta semana, la organización de la Marató de Barcelona, anunció  que este año se otorgará una esponja individual a cada participante y sustituirá los puestos de esponjas durante la carrera por bidones de agua para remojarla.  La razón oficial, reducir la cantidad de residuos generados. La razón extraoficial, que más de uno tendrá en mente, dados los caminos que está tomando el fenómeno conocido como ‘burbuja runner’ en cuanto al precio de las inscripciones de algunas pruebas, parece ser una simple reducción de costes. No voy a entrar a cuestionar la cuenta de resultados de la empresa organizadora, pero estaría bien que de la misma forma en la que se ha repercutido la subida del  IVA  en las inscripciones, se aplicara alguna  vez  la reducción de costes por ‘servicios que pagas con tu inscripción’, como dice David Jiménez en sus ‘A examen’, por muy ecológico que sea. ( Espera sentada) Pero les daremos un voto de confianza por si se les ocurre añadir algo a la bolsa del corredor además de la camiseta. (Sigue sentada).

En cualquier caso, el objetivo de este post no es criticar a la organización. Personalmente, me parece un poco rollo  logísticamente llevar la esponja encima, pero vamos, tampoco es un drama, aunque  soy consciente de que a los defensores del correr con lo puesto no les habrá agradado la idea.  Así que, ante todo, respeto, que cada uno corra con lo que quiera, como quiera y al ritmo que quiera/pueda.

Lo cierto es que cuando leí la noticia,  mi reacción inconsciente fue pensar: bien!!. Y por qué bien? Pues porque se acabó el trauma del campo de minas-esponja.

La mayoría de los que corréis y además, habéis corrido una maratón, desconocéis y no habéis sufrido este  fenómeno tan emocionante. Habéis llegado a meta en el tiempo más o menos esperado, algunos con incidencias, personales o derivadas del ente mamón que decide que ese día no sea tu día. Lo típico: rampas, flatos, malas digestiones, tirones, lesiones…la lista de males que te pueden atacar durante la maratón podría ser interminable. Sin embargo, hay algunos que los ‘rápidos’ no conocéis o no habéis vivido. Los que vamos detrás, nos encontramos ante las mismas situaciones personales o del ente, pero además, tenemos las derivadas de lo que  los rápidos  dejáis atrás.

Hasta el momento de correr la maratón, era consciente de algunos de ellos: falta o escasez de avituallamiento tanto en carrera como en llegada, voluntarios cansados que abandonan sus puestos ( gracias a Dios esto no suele ocurrir), poca gente animando cuando pasas, la sombra del coche de cierre de carrera y la ambulancia pululando…son cosas que pasan cuando eres lento, te acostumbras a ello y no te afectan. Por no hablar de que en un alto porcentaje  de carreras, sobre todo si no son muy multitudinarias, en la meta no quedan ni  fotógrafos y casi ni el apuntador, aunque parece que esta tendencia está cambiando últimamente y la gente empieza a asimilar que la carrera NO termina hasta que llega el último. También tiene sus cosas buenas, a pesar de que queda poca gente viendo la carrera, los que quedan, te animan mucho más y de forma personalizada. En fin, de este tema, os hablaré otro día. A las esponjas.

Fue precisamente en la Marató de Barcelona donde descubrí el fenómeno. Entre el km 6 y 7, creo, al girar y tomar  la calle Numancia, ligera bajada, mi primer pensamiento al ver lo que tenía delante fue: what the fuck, la fiesta de la espuma??. Toda, absolutamente toda la calzada cubierta de esponjas, de lado a lado. Increíble  Muy cuqui todo pero un poquito peligroso, teniendo en cuenta que como comentaba, en bajada, todo el suelo mojado y cubierto de esponjas … pisa donde quieras. Perdón. Donde puedas. La maratón en ese momento se transforma en un ejercicio libre del Europeo de Patinaje Artístico. Y eso que hasta ese momento la carrera había transcurrido al frescor de la mañana y el archienemigo Lorenzo todavía no había aparecido, así que no se que ansias con las esponjas ya allí, pero bueno, lo dicho, cada uno que haga lo que quiera.

Durante toda la carrera fue exactamente lo mismo, con la diferencia que según iban subiendo los kilómetros, la cantidad de guarnición de las esponjas aumentaba. Quizás los voluntarios podrían apartarlas un poco, pero realmente dudo que puedan porque en todo momento hay flujo de gente y quizás sería peor el remedio que la enfermedad.

En cualquier caso, nada de lo vivido hasta el km31 se podía considerar peligro real.   Y entonces llegas  al avituallamiento El Corte Inglés, que tiene de todo: líquido, esponjas, geles, fruta, frutos secos, vaselina…y es largo. Bastante largo. Imaginad llegar ahí cuando han pasado por delante 20.000 personas y nadie ha limpiado. Hubo varias  patinadas y una en concreto obligó a un señor a retirarse. Y yo no me caí ni patiné  porque hacía muchos  kilómetros que había decidido dejar de pasar como Chiquito de la Calzada tomando riesgos innecesarios y  pasar por los ‘campos de minas’ caminando. Si caminando. Para los talibanes de la pureza del running, un gran sacrilegio. Me pregunto si saben las cosas que pasan ‘detrás’ y cómo afrontarían el campo de minas. Porque es lo que es. Un campo de minas: pisas a un lado, pam, piel de plátano, pisas al otro lado, pam pam, de naranja …  envases de geles vacíos, tapones de botellas de agua, botellas de agua, bebida isotónica, y como no, las esponjas, colocadas simétricamente para evitar ver lo que hay entre ellas.

Además los zagueros vivimos la emocionante experiencia de  pasar por el litoral, al lado de la playa al mediodía, es decir, el momento de mayor exposición al sol, y allí, allí… no quedaban esponjas. Que os parece.

El único puesto de esponjas en el que recuerdo haber pasado corriendo y sin campo de minas fue el del km 38 de la plaza de la Catedral, atendido por la gente de Corredors.cat.

Así que si, con independencia de la mejora para el medioambiente, que evidentemente lo es, ya que se reducirán considerablemente los residuos, egoistamente y sintiéndolo mucho por aquellos a los que les va a suponer un engorro, que lo es, yo ‘me alegro’ de la medida.