Del cielo al infierno en 5 minutos.Crónica de la Marató Barcelona 2013

Pues ya está. Ya ha pasado todo, muchas emociones concentradas  en torno a un momento único, cruzar la meta y terminar un maratón. Creo que la ilusión y alegría de terminar la primera es única e irrepetible, porque es la primera vez que te demuestras que has podido con el reto y eso es inolvidable. En cierta medida todos los maratonianos estarán de acuerdo en eso. La primera se queda grabada a fuego. Evidentemente, cada una es un reto, y la alegría de finalizarla no debe empañarse con la consecución o no de los objetivos. A fin de cuentas, carrera tras carrera no somos los mismos, a veces estamos mejor entrenados, físicamente, mentalmente y a veces peor. A veces te sale un buen día, a veces no. Lo que está claro es que sin entreno, las cosas no salen.

Como ya comenté, en mi primera maratón el único objetivo era terminarla porque me hacía ilusión terminarla. Este año, creyéndome capaz de repetir la hazaña, la ilusión era terminarla por debajo de 5h. La ilusión era terminarla en un número que empezara por 4. Y para eso he entrenado 5 días a la semana durante más de 3 meses. Pero también tenía claro que si algo se torcía, había que terminar, que terminar es un gran triunfo. Pero tenía  que ponerme  un objetivo para motivarme!

Así pues con la tranquilidad y la calma de tener un ritmo predeterminado muy asequible y con el único objetivo de mantenerlo constante de principio a fin, tras una semana siguiendo las instrucciones tanto de entrenos como de alimentación, el despertador sonó a las 6.00 AM y me puse en pie a la primera ( los que me conocéis bien sabéis que madrugar y yo no somos grandes amigos). Desayuno lo habitual, como marcan las pautas del buen corredor. Y aquí es cuando lo habitual a veces  es un error.  He desarrollado  la teoría de que la Nutella un día de carrera es Satán.

Me dirijo al punto de encuentro con los bolsianos y tras compartir nervios y sensaciones, fotos de rigor, los mejores deseos  y cada oveja a sus menesteres (guardarropía, calentamiento…) y después  cada uno a su salida.

Corredores y animadores! Foto de Isaías Alonso, gracias!!!

La Familia BCTEAM. Corredores y animadores! Foto de Isaías Alonso, gracias!!!

Me dirijo de nuevo a la moto a cambiarme y upsss tengo que ir al baño, esperando en la cola sale mi gemelo rápido David ( y pienso, cómo ha llegado antes si cuando me he ido aún estaba con todos).  Este tío vuela. Me cambio y de camino a la salida me encuentro con  Ferran y Josep,  mis compis de trabajo que siempre me han animado un montón tanto el año pasado como este, que ilusión me hizo encontrarlos.

La verdad es que es difícil, aunque quedes en un sitio encontrarte con la gente, porque cuando se acerca la hora de la salida, aquello se vuelve un hormiguero muy emocionante.

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El año pasado estuve bastante sola en estos momentos, y la verdad que encontrarme con varios compañeros en el camino al cajón, Raul, Alejandro, Carlos, Fran… me dio una tranquilidad y una sensación genial de ‘hoy no estoy sola’  y empiezo a caminar hacia arriba, si, hacia arriba, que este año los de más de 4h salíamos todavía de más arriba, yo creo que el cajón llegaba casi hasta el Pueblo Español!

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Llego  al cajón y me encuentro con los RedRunners,  Aramys (también bolsiano), Jose Manuel ‘el particula’ presidente y participante del Reto Asics, Josema Casares, que viene en el último momento a hacer una bilbainada, que crack! y el resto de RedRunners, con los que me compartí camino ‘al matadero’ y la verdad es que la espera se hizo mucho más amena y  menos agónica que el año pasado :)

Y nos dirigen poco a poco hacia la salida, últimos momentos de nerviosismo y pam. Vamos! Empiezo a correr despacio, a 7 como me había indicado Jose Castilla. Es la velocidad que debía mantener, 6.55-7 los 42km. Giramos en la calle Sants y a la derecha veo a Sandra y le pego un grito, que emoción, nada más salir y ver una cara amiga. A los pocos metros veo a Romana, y lo mismo. Jolines como siga así esto va a ser una pasada!

Me concentro en el ritmo, no voy con música aunque la llevo en el bolsillo por si me da un bajón, y tiro, voy bien, constante, disfrutando. Llego a la cuesta de Numancia y no se si es la alegría que llevo o qué pero no me pareció tan dura y además la subí constante sin bajar el ritmo, al llegar al mercat de Les Corts, nueva alegría, Maida está en el sitio que dijo que estaría! Ya tenemos 5km y voy como la seda. Paso en 35′ como estaba previsto pero paro unos segundos a coger vaselina. Con el día tan húmedo que ha salido y llovizneando, mis piernas pagarán el pantalón corto. La verdad es que felicito a la organización por los avituallamientos, de diez y  de once los voluntarios. En todos hasta el km 30 ( luego ya no me fijé, estaba un poco ‘ida’) había puesto de vaselina y fisioterapia y en todos, hasta en los de ‘esponjas’ había lavabos. Lo dicho, excelente.

Subo la cuesta del Camp Nou sin bajar el ritmo, contenta porque veo que si soy capaz de no acelerarme y seguir así de cómoda puedo conseguir el objetivo. Llego a la Diagonal y bajo con una sonrisa, voy genial, hace un día estupendo ( no hay sol jeje), demasiada humedad pero se soporta bien sin sol, venga ahora todo bajada hasta el 12. Subidón el chiringuito de animación que se habían montado los chicos de Evasion Running en la avenida Sarria!

Paso por el km 10 en 1h09.31, vamos bien, me he acelerado un poco en la bajada pero ha sido más por soltar piernas, pero sigo bien.  Antes de llegar al km11 me tomo el primer gel, sin parar, no me hace falta pero de eso se trata, de no esperar a necesitarlo.

Llego a la Gran Vía , km 12 y oigo mi nombre, me giro y veo a Loli y a Carmen ( por segundo año en el mismo sitio, gracias guapa!!) animando! otro  subidón, esto no me lo esperaba, y sigo con mi ritmo constante.

Subo Paseo de Gracia y al girar en Rosellón y divisar el km 15, piso en 1.45′ , seguimos clavando, voy sonriendo, disfrutando, mirando a mi alrededor…pero justo antes de llegar al avituallamiento de repente, zaska, pinchazo en la barriga. Y pienso, no, no puede ser, no, no, no. Otra vez no, por favor. Y en ese momento me acuerdo de David y sus consejos para correr la maratón: los clinex. Me los he dejado en la moto. Bueno, con suerte Jessica y Jordi estarán en paseo Sant Joan y les pido a ellos…bueno, voy a pedir a algún voluntario por si las flies. Consigo un par. Sigo, venga tiro, tiro…llego al 16, parece que se pasa. Empieza la bajada de Sagrada Familia, sigo clavando mi ritmo y mis sensaciones son perfectas de nuevo, paso sonriente por delante del templo  y saludo a los fotógrafos, que felicidad!. Sigo hasta la calle Valencia y ups, otra vez la tripa. No, no, no, no!!! Aguanto como puedo, camino un poco, sigo hasta el avituallamiento de esponjas del 17,5 que por suerte como decía, tenía lavabos. Aunque una cola de dos personas delante. Me acuerdo de Jaume Leiva el año pasado. Pánico.

Con la tontería he perdido 7 minutos en total! uf uf uf parece que me encuentro mejor, sigo y empiezo a subir la Meridiana reflexionando sobre lo que me había pasado y que bueno, en total, tampoco iba tan mal, si pasaba la media en 2.30 todavía no estaba todo perdido. Difícil, pero no imposible. Me cruzo con los Red Runners de nuevo, con Aramys y con Mar unos metros detrás. La verdad es que me dio una alegría increible, así que ya casi estaba arriba y no me había dado cuenta.

Pasado el km 19 me tomé el gel que tenía previsto en el 18. Y no recuerdo haber hecho nada especialmente raro, bueno que no lo tomé con agua, pero era un gel líquido que en teoría no lo requería y estaba a menos de 1km del siguiente avituallamiento. Pues no se, llegué al 20 totalmente deshidratada, me bebí el powerade de trago y luego casi toda la botella, y al girar en Concepción Arenal, me empezaron a fallar las piernas, camine un poco y volví al ataque. Pero nada, no me respondían. Mientras tenía en vista el crono de la media iba tirando, pero ese tramo lo recuerdo borroso, fue pasar la media, empezar a caminar y de repente, pensar en abandonar. Por primera vez, en la maratón, me estaba planteando abandonar. Mis piernas no respondían y no me veía capaz de hacer otros 21 así. Pero como podía ser, pero por qué! Si yo venía tan feliz, tan cómoda y tan tranquila! Y para colmo antes de girar en Valencia veo el cortejo de fin de carrera que sube por el otro lado, dos autobuses … llenos de gente. Que bajón. Ambulancias, policías  coches, una auténtica carvana. Buf.  Este debe ser el famoso hombre del mazo. Mamón, que estoy en el 22!!!

Saqué el móvil y le mande un whatsapp a mi amiga Anabel que estaría en el 22,5 para que me trajera agua como fuera  porque seguía totalmente deshidratada a pesar de que había bebido en todos los avituallamientos isotónica y agua y había llevado casi toda la carrera una botella de agua por si las moscas. Pero ahí, me la había bebido del tirón. Y cuando la vi de lejos, y vi que donde estaba ella había un avituallamiento, me eché a llorar. Le dije: no puedo, abandono. Y ella me acompañó durante todo el avituallamiento animándome a seguir y no me dejó abandonar diciéndome con voz supercalmada: Mon, tienes que correr, necesito que corras. Y mientras cruzábamos tuvimos que parar, si parar, en seco, porque había un camión de Barcelona Neta cruzado en medio del avituallamiento! si hijos si, un camión cruzado. Esa imagen ha pasado directa al top de obstáculos en una carrera difícil de superar. Los corredores echándose a un lado esquivando un camión! ole! Que está muy bien lo de limpiar la calle y recoger los residuos pero casi esperar a que TERMINE LA CARRERA o qué?.

Dejado atrás este bajonazo miré el reloj y  me dije:  bueno, tampoco voy tan mal, lo voy a hacer mejor que el año pasado en cualquier caso, cambio de objetivo y a acabar. Es lo que hay. No se que me ha pasado, no se lo que me pasa pero yo sigo. Lo cierto es que todo ese tramo hasta el Forum lo recuerdo como en nebulosa, no se, muy extraño. Tampoco es que sufriera no se, es que no podía correr, no había dolor, era impotencia.  El único dolor que sentía era cuando variaba en algún momento la posición corredora porque en ese momento las cervicales me mataban.

Llegué al avituallamiento del km 26 y mientras cogía fruta y nueces ( evidentemente después del pajarón del gel anterior como para atreverse a tomar nada) las voluntarias me veían la cara de dolor y me preguntaban: pero que te pasa! y balbuceé: q no puedo mover el cuello. Las dos señoras majísimas, animándome e indicándome que fuera a ver al fisio a que me pusiera reflex o algo. Así  lo hice, me fui a la jaima roja pero ups…aquí no hay nadie. Sólo unos señores descargando una furgoneta…en fin, es igual. Tiro.

Mientras subía por Diagonal pensaba en lo jodida que estaba el año pasado en ese tramo y  pensé, ostras nena, no estás tan mal, estás pasando por aquí casi 20′  antes que el año pasado y sigues corriendo. Además dentro de poco estarán Jess y Jordi y ya verás que bien. Y efectivamente, cuando los vi me puse a saltar de la alegría  y caminé abrazada a ellos el trocito de dar la vuelta en la Diagonal y se quedaron alucinados de cómo estaba el suelo, a lo que les respondí: esto es el campo de minas esponja, pero versión light, aunque para ser que no daban, telita…

Unos emotivos abrazos después y arreando para abajo de nuevo, vuelve a llover y ahora con ganas, espíritu Behobia, espíritu Behobia me repetía. Repostada en el 31 de fruta y venga, a buscar el muro…el siguiente, porque uno ya lo había pasado!

La verdad es que el paso por el litoral lo recuerdo con sonrisa porque como estaba lloviendo pensaba: fíjate tanto quejarte del solaco en esta zona pues toma jajaja aunque este tramo en general desde el 31 al 37  fue bastante bipolar, porque iba combinando pensamientos positivos para contrarrestar a los negativos tipo: para que narices te pones a correr un maratón, con lo que has entrenado y vas a hacer peor tiempo que el año pasado, ay que no acabas, y ahora rodilla por qué te quejas! venga, el isquio, ya estamos todos. No vuelvo a hacer un maratón en mi vida. No vuelvo a correr en mi vida. Camino unos metros, pensamiento positivo vuelvo a correr y a buen ritmo. Y así durante 6km. Horror. No se si es buena idea correr tanto rato sin música porque menudos diálogos agotadores me casqué conmigo misma. Lo único bueno, en el 34 los gritos de Wai-shan Tang, famosa y mítica ya voluntaria en las cursas de Barcelona, me dio tanta alegría verla allí en medio de la calle gritando que no pude evitar pararme y darle un abrazo. Insisto, voluntarios de 11.

Seguí descontando mentalmente km y pensando, tengo que llegar como sea, tengo que llegar como sea,  mis compañeros de la bolsa  me están esperando desde hace  mucho rato en el 41 y se están mojando, vamos, vamos, vamos. Ferran, Eli y Ana estarán en plaza España. Tira, tira, tira. Cruce el Arco del Triunfo mirando hacia arriba y pensando, vaaaa que ya estás, pero ni el hecho de pasar por uno de los momentos bonitos me subió la moral. Y cuando volvía a pegarme el mazazo el capullo ese, aparecen Gerardo y Clara en el 37. Camino abrazada a ellos unos metros  mientras les digo entre lloros que no puedo más, pero que acabo por mis webs, que no he venido 20km como he venido para dejarlo aquí. Y sigo corriendo. Llego a plaza Cataluña y las piernas me vuelven a funcionar y pienso, venga que ya es un 5k. El paseillo de portal del Angel es lo más, y eso que cuando pasé yo quedaba poca gente aunque no me embalé mucho porque llovía y patinaba. Llego a la plaza de la catedral lloviendo a todo llover al avituallamiento mas dicharachero, el de los Corredors.cat y el primero que viene con los vasos de isotónica es Toni Kenobi con su hija, me paro unos segundos a saludarle y sigo mientras todos me animan a gritos, que majicos que son de verdad, este avituallamiento es de lo mejor de la marató!

Volví a mi trance y cuando estoy a punto de girar en el paseo Colón, un finisher que ya volvía caminando me enseña su medalla y me dice: vamos, 3 km y tendrás la tuya!!!. En serio, no tengo ni idea de quien era pero desde aquí quiero darle las gracias porque fue como un jarro de agua fría de realidad y despertarme del letargo que llevaba arrastrando muchos kms, demasiados,  de ver que realmente, había corrido casi 39km y no me quedaba nada!

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La medalla ‘zanahoria’

Así que me dije de perdidos al río, me enchufé el gel de cafeína y empecé a subir el ritmo y para arriba. Unos 300 m antes de llegar al km 41 vi la masa roja y empecé a levantar el brazo como diciendo: que ya estoy aquí!! que ya llego!!! y cuando me vieron, todos los bolsianos se pusieron a gritar y saltar como locos y yo chillando, parad que lloroooooo!!!  ( como si no hubiera llorado bastante, pero esta vez era de alegría) y dando besos al aire como la Pantoja seguí subiendo y adelantando a todos los que ya subían caminando. Menuda inyección de adrenalina. Menudo momentazo. Mil millones de gracias por esperarme ahí, sobre todo los que habíais corrido, esto no lo olvidaré nunca.

Con una sonrisa de oreja a oreja, había vuelto a ser yo. Y otra vez estaba terminando la marató de Barcelona.

Unos metros antes de llegar llegar a Plaza España allí estaban Eli y Ferran, venía con el subidón puesto y ellos lo remataron con sus ánimos y su cariño. O eso creía, hasta que justo antes de girar  y entrar a la llegada, veo a Romana de nuevo que corre junto a mi durante unos metros y me deja enfilada en la recta final. Y entro en la recta de la llegada miro a la derecha y veo la sonrisa de mi ‘sis’ Ana aplaudiendo y gritando y le grito: este año si te he visto!!!  y sigo adelante, esperando chocarle la palma al gran Alberto Montenegro, speaker sin igual, y decirle: que ya estoy aquí! Y cuando me reconoce empieza a gritarme cosas ‘personalizadas’,  que grande el tío, como se acuerda, aunque se me despistó un poco de camiseta roja :P. Me gritó: vamos Mon, levanta los brazos !!! Y así piso la alfombra, con los brazos arriba y una gran sonrisa. El año pasado llegué llorando de la emoción, este año, sonriendo de satisfacción. El último km había borrado todas las penas de la mayor parte de la carrera. Porque de la misma forma que pasé del cielo al infierno en 5 minutos, volví al paraíso en tan solo un kilómetro.

Muchas gracias a todos por estar ahí, física o mentalmente ( que sois muchos más y lo sé). Insisto, yo estas cosas, sin vosotros…no las tendría :)

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Muchas felicidades a todos los que la habéis conseguido, sobre todo a los debutantes, no la olvidareis nunca. Y a los que no han podido terminar, mucho ánimo y enhorabuena también por haberos puesto en la línea de salida, que la maratón es una carrera, pero el camino para llegar a ella y lo que se aprende, es lo importante y eso no nos lo quita nadie.

Más Maratest y menos Mitja Barcelona

Por fin estoy en casa tras una dura semana de trabajo, con viaje intercontinental de por medio, que me ha robado todo el tiempo libre necesario para poder escribir las crónicas de las dos últimas carreras: la Mitja de Barcelona (21,095km) el pasado 17 de febrero  y la Maratest , en Badalona (30km) el pasado domingo 24 de febrero. Dos hitos muy importantes en la preparación de la gran prueba, que en estos momentos el contador marca que quedan  15 días: la Marató de Barcelona.

Son dos carreras que no me han ido bien. Nada bien. A pesar de que en la Mitja bajé 4 minutos mi mejor marca en medio maratón, no tuve la sensación de felicidad total característica del objetivo cumplido. En el caso de la Maratest a nivel marca fue peor, empeoré el registro del año pasado y además, llegué la última. Lo  que aún ahora no me creo, es, cómo pude llegar. Pero bueno, para alguien como yo, la marca precisamente, no es lo más importante. Estoy muy satisfecha por haberlas terminado. Lo que no me ha gustado han sido las sensaciones que he tenido porque me han despertado ciertos miedos de cara al gran día que hasta ahora, gracias a la seguridad que proporciona el  duro entreno, no habían salido a saludar.

Hay cosas que tengo claro que hay  que controlar más sí o sí, la alimentación ( desde hoy se inicia la operación ‘protector de estomago-no mas carreras con dolor’) y el descanso (físico y mental) los días previos. Pero  hay otras que ya sabía y que irremediablemente, no voy a poder controlar. Es muy triste reconocer que al final mi maratón dependerá del día que salga: si no hay sol y una temperatura tirando a baja, quizás pueda mejorar la marca del año pasado. Si hace sol o calor…que sea lo que Dios quiera. Me da mucha rabia, me da rabia infinita no poder hacer algo para que el clima no me afecte tantísimo. Debería pensar que voy a mejorar porque he llevado un entreno infinitamente mejor que el año pasado como ya he comentado en otros posts, pero al final…por pensar eso quizás, he quedado más desilusionada en citas que en realidad, no me han ido tan mal ( que llegué la última, pero el año pasado fui penúltima).

Y esto, es una reflexión, ‘en voz alta’. No una excusa. Las excusas sirven para engañarse a uno mismo o engañar a los demás, y creo que justamente estoy haciendo lo contrario, reconocer mis limitaciones.

No voy a hacer una crónica de lo que fue la Mitja de Barcelona: un cabreo constante. Ni de lo que fue la Maratest: un sufrimiento sin límite ( a día de hoy se ha convertido en mi carrera top de sufrimiento físico y mental y al mismo tiempo en la top de superación de ese sufrimiento, 25kilómetros con la única idea en mente de abandonar y no hacerlo. Y eso cansa, cansa mucho más que la carrera en sí).

Lo que voy a hacer es explicar  cosas que pasan en el ‘último cajón’ y depende de  la Organización, que se lleven mejor…o peor. Y de la honestidad de los demás corredores, también.

Empecemos con las cosas que les pasan a los de atrás cuando la Organización…digamos que le importan más bien poco los corredores y se dedica a saludar con ojos así : €€

Señoras y señores con ustedes: La Mitja de Barcelona.

Se han escrito ‘ríos’ de tuits y posts acerca del precio abusivo de esta carrera. Abusivo porque el precio no compensa ni los servicios ofrecidos ni la bolsa del corredor. La polémica se centró en los días previos y también posteriores en el tema de la ‘camiseta’.  Que si es fea, que si es cutre, que tal  y que Pascual. En mi opinión, la marca  es lo de menos. Hay multitud de carreras en las que las camisetas ni siquiera tienen marca comercial ( de hecho diría que en la mayoría fuera del circuito de ‘multitudinarias’). Que se lo podrían currar un poquito con el diseño, pues sí, pero vamos, que no me parece un tema crítico. Lo que si me parece importante es que, si la camiseta tiene un coste n, además la marca es patrocinadora de la carrera, dado el precio de la inscripción la ecuación en una organización de una carrera, que recordemos cuesta dinero, sería: camiseta low cost + precio alto de la inscripción = mayor margen para ofrecer servicios de calidad. O como mínimo, los mismos servicios a TODOS los que han pagado la inscripción.

Pues no.

Hay que reconocer que las salidas escalonadas es un acierto de cara a evitar aglomeraciones  y posicionar a cada uno en su nivel para no molestar a los demás y salir al ritmo que corresponde. Pero… hay peros:

Entre la primera y la tercera salida hubo 15 minutos de diferencia. El tiempo total para completar la prueba eran 2h 45minutos. De tiempo oficial, desde que se inicia la carrera. Pero claro. Resulta que los que salen en la tercera salida, tienen 15 minutos menos que los de las anteriores. Y justamente es en ese segmento donde más tiempo hace falta para completar el recorrido. Bien. Esto a qué nos lleva, a que el grupo de últimos corredores llegó a meta con el tráfico abierto.

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Qué solución ponemos a este problema? pues en esta carrera, fácil, te inscribes por debajo de 1h30 para salir en al primera  y arreando, así tienes el mismo tiempo que los demás.  Porque no, no validan la marca en la inscripción para asignar los cajones. Y si molestas, pues dos piedras, no? Ahí, fomentando el comportamiento #runnerdemierda.

Luego resulta que los de la tercera salida, que insistimos, han pagado el mismo precio que los de las anteriores, llegan al avituallamiento del km.15, el último antes de meta y el anterior a pasar por la zona del litoral ( al descubierto con sol y viento) y oh, no queda isotónica. Y luego llegan a meta y se han acabado los plátanos.

Este problema no es sólo falta de previsión ¿? y/o  racanería de la organización ( recordemos que la marca de isotónica también forma parte del patrocinio) sino de la proliferación en carreras multitudinarias de #runnersdemierda , piratas que o corren sin dorsal o peor, lo fotocopian, incluso de otras carreras!. El día que le pase algo de verdad a alguno de estos, si que nos vamos a ‘reir’ por hacer el pufo. Corredores piratas, os sentiréis muy realizados por correr sin pagar una carrera como protesta o lo que os de la gana, allá vosotros. Por mi que cada uno haga lo que quiera. Pero recordad que vuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás, y en el momento en el que yo me quedo sin avituallamiento porque vosotros  tenéis la cara y la falta de ética y compañerismo  de cogerlo…más vale que no me cruce a ninguno haciéndolo.

De los recortadores es que ya ni voy a hablar, pero  los recortadores de la parte de atrás, que me da a mí que es  más por falta de fuerzas que por hacer marca, deberíais plantearos si merece la pena el sacrificio para engañaos a vosotros mismos de esta manera, porque tú, señora que cruzaste de Rambla del Prim directa a Josep Pla, mirando de reojo la subida y bajada de Diagonal y  me hiciste esquivarte para  seguir recortando por la acera, tú, aunque tengas la medalla colgada con orgullo, tú  NO has finalizado un medio maratón. Allá cada uno y su conciencia.

En resumen, los que van atrás son los que más tiempo necesitan para completar la prueba y más avituallamiento necesitan durante, y sobre todo a la llegada, tras haber corrido durante más de dos horas, son los más perjudicados. Y si la lentitud de muchos corredores es un ‘problema’, pues que validen marcas mínimas y no se llame carrera popular y se llame Campeonato de Atletismo.

Es una pena tener que renunciar a correr el medio maratón de tu ciudad para no sentirte estafado, pero en mi caso, mientras se siga organizando bajo esta filosofía, ya me habéis visto a mi y a mis euros, Mitja Barcelona.

Por contra tenemos la Maratest y su filosofía de organizar una carrera popular, un test para ayudar a los afrontarán el reto de la Maratón de Barcelona con la seguridad que proporciona haber realizado una tirada de 30km como prueba de ritmo, sensaciones e ingesta de geles y avituallamiento. Como el circuito son dos vueltas de 15km, se ofrece la posibilidad de realizar sólo una vuelta con la misma filosofía para dar el salto al medio maratón.

Sólo en la recogida del dorsal ya se respira el ambiente popular. Con los miembros de Corredors.Cat como voluntarios, ya sabes, que esto es otra cosa. El precio de la inscripción es bastante decente para una carrera de 30Km y aunque la bolsa del corredor es a la última,  es decir, camiseta y dorsal, se cubre de sobras con la calidad de servicios que ofrece la prueba. Cuando las cosas se hacen bien, hay cosas de las que ni se habla.

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En la primera vuelta la carrera transcurre de una forma normal. En cuanto llegas a la meta, es cuando empieza el suplicio del lento. La mayoría de la gente que llevabas detrás, se ha quedado en el 15k , así que de repente te ves sola  encarando la segunda vuelta. Hay que tener ganas, muchas ganas para enfrentarte de nuevo a los mismos 15km, esta vez sin gente y con el coche de cierre de carrera detrás de tí.

El año pasado tuve la suerte de iniciar esta parte acompañada por mi amigo Ferran y Oscar, un guardia urbano de Badalona que me acompañó toda la segunda vuelta. El año pasado no iba la última. La chica que iba detrás era la que tenía la ‘presión’ del coche de cierre. Pero este año, esta presión cayó sobre mí. Casualidades de la vida  volví a tener a Oscar ‘escoltándome’. Hay carreras en las que te cierran y ya está, aunque por suerte no es la mayoría, o los voluntarios se van ( …y te pierdes ;), pero en la Maratest no. En la Maratest todos absolutamente todos los voluntarios estaban en el mismo sitio en la segunda vuelta y nadie se movió de su puesto hasta que no pasó la comitiva de cierre, presidida por la que escribe :P.

La verdad es que no tengo más que palabras de agradecimiento para la organización, para la Guardia Urbana de Badalona ( sobre todo a Oscar que se ha tragado los  dos años la segunda vuelta con caladas de moto incluidas  y no sólo despejaba el paso sino que además me animaba), para el coche de cierre, que además de gritarme y animarme, se preocupaban por mi y hasta me ofrecieron geles varias veces. De verdad que para mi esa vuelta fue como una travesía del desierto de principio a fin, pero cuando ves que se vuelcan en apoyarte, la gente te anima ( mención especial a los que te gritan en el km 20: va, que ya lo tienes…pues no, señora, no, que me quedan aun 10km!! jeje), como vas sólo, se ve perfectamente tu dorsal y  todos te llaman por tu nombre, te ‘empujan’ y sigues.

Es bonito cuando se cruzan grupos de ciclistas que te gritan y te animan. No tanto el grupo de ciclistas idiotas que le gritaron a Oscar que me subiera a la moto que así iría más rápido. Iba jodida pero no tanto como para no gritarles a ellos: gilipollas! y seguir corriendo.  Tontos hay en todas partes. Y cuando, al pasar el medio del paseo repleto de gente, oí a un niño pequeño que le decía a su padre: papa, es la última? fue de inicio, como un jarro de agua fría de realidad ( no me había dado cuenta en los últimos 10km jajaja) pero fue un pensamiento de un segundo, porque al  siguiente pensé: si, y? Realmente me daba igual. No es que no me hubiera dado cuenta, es que no pensaba en ello.

 A  menos de dos kilómetros de la llegada casi tengo que abandonar por la fuerza, pero aprendí que control mental sobre el cuerpo, puede ser posible: ahora no, después de lo que has pasado para llegar hasta aquí, ahora no paras.  Y a un kilómetro de meta, tener esperando a compañeros de la Bolsa, que corren contigo y te llevan a meta, es el inicio de la sensación de alegría y la carrera se acaba, pero la dicha no. Y encaras la recta viendo el fin del sufrimiento, por fin, y ves a tus compañeros de la Bolsa del Corredor bajo el arco y de repente, hasta los voluntarios y los speakers te hacen un paseillo…  y entras ‘volando’. Esos últimos metros no los hicieron mis piernas. Me llevasteis vosotros.

Por supuesto no faltó de nada, ni líquido ni sólido, en ninguno de los avituallamientos. Está claro que el volumen de corredores no es comparable con el volumen de corredores de la mitja, donde  no llego la última ni la penúltima, pero no cambio la sensación de buen trato y cuidado de la gente de Maratest por una posición y terminar con un cabreo de aupa. Así que por supuesto, la Maratest 2014, será una cita ineludible.

 Al final, lo que importa … es lo que importa.

El Campo de Minas-Esponja

En algunas pruebas, sobre todo maratones, por larga distancia y en distancias menores, en épocas de calor, la organización de las carreras suele instalar cada x  kilómetros unos puestos donde se reparten esponjas mojadas  a los corredores para ayudar a paliar los efectos del calor.

Esta semana, la organización de la Marató de Barcelona, anunció  que este año se otorgará una esponja individual a cada participante y sustituirá los puestos de esponjas durante la carrera por bidones de agua para remojarla.  La razón oficial, reducir la cantidad de residuos generados. La razón extraoficial, que más de uno tendrá en mente, dados los caminos que está tomando el fenómeno conocido como ‘burbuja runner’ en cuanto al precio de las inscripciones de algunas pruebas, parece ser una simple reducción de costes. No voy a entrar a cuestionar la cuenta de resultados de la empresa organizadora, pero estaría bien que de la misma forma en la que se ha repercutido la subida del  IVA  en las inscripciones, se aplicara alguna  vez  la reducción de costes por ‘servicios que pagas con tu inscripción’, como dice David Jiménez en sus ‘A examen’, por muy ecológico que sea. ( Espera sentada) Pero les daremos un voto de confianza por si se les ocurre añadir algo a la bolsa del corredor además de la camiseta. (Sigue sentada).

En cualquier caso, el objetivo de este post no es criticar a la organización. Personalmente, me parece un poco rollo  logísticamente llevar la esponja encima, pero vamos, tampoco es un drama, aunque  soy consciente de que a los defensores del correr con lo puesto no les habrá agradado la idea.  Así que, ante todo, respeto, que cada uno corra con lo que quiera, como quiera y al ritmo que quiera/pueda.

Lo cierto es que cuando leí la noticia,  mi reacción inconsciente fue pensar: bien!!. Y por qué bien? Pues porque se acabó el trauma del campo de minas-esponja.

La mayoría de los que corréis y además, habéis corrido una maratón, desconocéis y no habéis sufrido este  fenómeno tan emocionante. Habéis llegado a meta en el tiempo más o menos esperado, algunos con incidencias, personales o derivadas del ente mamón que decide que ese día no sea tu día. Lo típico: rampas, flatos, malas digestiones, tirones, lesiones…la lista de males que te pueden atacar durante la maratón podría ser interminable. Sin embargo, hay algunos que los ‘rápidos’ no conocéis o no habéis vivido. Los que vamos detrás, nos encontramos ante las mismas situaciones personales o del ente, pero además, tenemos las derivadas de lo que  los rápidos  dejáis atrás.

Hasta el momento de correr la maratón, era consciente de algunos de ellos: falta o escasez de avituallamiento tanto en carrera como en llegada, voluntarios cansados que abandonan sus puestos ( gracias a Dios esto no suele ocurrir), poca gente animando cuando pasas, la sombra del coche de cierre de carrera y la ambulancia pululando…son cosas que pasan cuando eres lento, te acostumbras a ello y no te afectan. Por no hablar de que en un alto porcentaje  de carreras, sobre todo si no son muy multitudinarias, en la meta no quedan ni  fotógrafos y casi ni el apuntador, aunque parece que esta tendencia está cambiando últimamente y la gente empieza a asimilar que la carrera NO termina hasta que llega el último. También tiene sus cosas buenas, a pesar de que queda poca gente viendo la carrera, los que quedan, te animan mucho más y de forma personalizada. En fin, de este tema, os hablaré otro día. A las esponjas.

Fue precisamente en la Marató de Barcelona donde descubrí el fenómeno. Entre el km 6 y 7, creo, al girar y tomar  la calle Numancia, ligera bajada, mi primer pensamiento al ver lo que tenía delante fue: what the fuck, la fiesta de la espuma??. Toda, absolutamente toda la calzada cubierta de esponjas, de lado a lado. Increíble  Muy cuqui todo pero un poquito peligroso, teniendo en cuenta que como comentaba, en bajada, todo el suelo mojado y cubierto de esponjas … pisa donde quieras. Perdón. Donde puedas. La maratón en ese momento se transforma en un ejercicio libre del Europeo de Patinaje Artístico. Y eso que hasta ese momento la carrera había transcurrido al frescor de la mañana y el archienemigo Lorenzo todavía no había aparecido, así que no se que ansias con las esponjas ya allí, pero bueno, lo dicho, cada uno que haga lo que quiera.

Durante toda la carrera fue exactamente lo mismo, con la diferencia que según iban subiendo los kilómetros, la cantidad de guarnición de las esponjas aumentaba. Quizás los voluntarios podrían apartarlas un poco, pero realmente dudo que puedan porque en todo momento hay flujo de gente y quizás sería peor el remedio que la enfermedad.

En cualquier caso, nada de lo vivido hasta el km31 se podía considerar peligro real.   Y entonces llegas  al avituallamiento El Corte Inglés, que tiene de todo: líquido, esponjas, geles, fruta, frutos secos, vaselina…y es largo. Bastante largo. Imaginad llegar ahí cuando han pasado por delante 20.000 personas y nadie ha limpiado. Hubo varias  patinadas y una en concreto obligó a un señor a retirarse. Y yo no me caí ni patiné  porque hacía muchos  kilómetros que había decidido dejar de pasar como Chiquito de la Calzada tomando riesgos innecesarios y  pasar por los ‘campos de minas’ caminando. Si caminando. Para los talibanes de la pureza del running, un gran sacrilegio. Me pregunto si saben las cosas que pasan ‘detrás’ y cómo afrontarían el campo de minas. Porque es lo que es. Un campo de minas: pisas a un lado, pam, piel de plátano, pisas al otro lado, pam pam, de naranja …  envases de geles vacíos, tapones de botellas de agua, botellas de agua, bebida isotónica, y como no, las esponjas, colocadas simétricamente para evitar ver lo que hay entre ellas.

Además los zagueros vivimos la emocionante experiencia de  pasar por el litoral, al lado de la playa al mediodía, es decir, el momento de mayor exposición al sol, y allí, allí… no quedaban esponjas. Que os parece.

El único puesto de esponjas en el que recuerdo haber pasado corriendo y sin campo de minas fue el del km 38 de la plaza de la Catedral, atendido por la gente de Corredors.cat.

Así que si, con independencia de la mejora para el medioambiente, que evidentemente lo es, ya que se reducirán considerablemente los residuos, egoistamente y sintiéndolo mucho por aquellos a los que les va a suponer un engorro, que lo es, yo ‘me alegro’ de la medida.